sábado, 29 de abril de 2017

"Las neurociencias van en contra del pensamiento crítico"

Sábado 29 de Abril de 2017.

La psicoanalista y profesora de la UBA Nora Merlin advierte sobre esta moda que invade a las escuelas.

La profesora de psicoanálisis de la UBA, Nora Merlin.


"Las neurociencias van en contra del pensamiento crítico", se planta la psicoanalista y profesora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Nora Merlin, sobre esta moda que invade las aulas argentinas. Asegura que la intención que persiguen es borrar las singularidades humanas, uniformar y disciplinar conductas. Y que detrás de todo está el mercado de los medicamentos.

   Desde hace buen rato las neurociencias vienen pujando por un lugar en las escuelas. La intención se oficializó el año pasado cuando el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación firmó un convenio con la Fundación del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco, que preside el neurólogo Facundo Manes) para crear el Laboratorio de Neurociencias y Educación, que —según sus impulsores— promueve la articulación entre unas y otra "con el fin de potenciar los procesos de enseñanza y aprendizaje a partir del conocimiento acerca de cómo funciona el cerebro".

Merlin invita a desandar en forma didáctica aquella afirmación que hoy circula como verdad y panacea a distintos males. "Las neurociencias son disciplinas que estudian el sistema nervioso y pretenden explicar la conducta y el padecimiento mental según bases biológicas. Los psicoanalistas pensamos que son un anacronismo, porque el aprendizaje, la afectividad pasan por otro carril, no responden a la lógica de la neurona", sostiene quien también trabajó con Ernesto Laclau, es profesora de psicoanálisis en la UBA y magíster en ciencia política. Su trabajo de investigación lo desarrolla alrededor de la articulación de política y psicoanálisis, de los temas de cultura y medios. También es autora de Populismo y Psicoanálisis (Letra Viva).

   Insiste que lo que hoy se presenta como una innovación en ciencia es en realidad un anacronismo. En 1895 Sigmund Freud, siendo neurólogo, considera que esa disciplina no le servía para explicar lo psíquico: "Lo que hoy venden como la novedad quedó desterrado en 1895. Es como dice la canción de Silvio Rodríguez «Un servidor de pasado en copa nueva»". Freud enseña que el cuerpo psicológico no coincide con el orgánico, y que la palabra importa cuando se habla de salud y enfermedad.

   La autora llama la atención sobre el momento político, económico, de época en que las neurociencias irrumpen la cultura y la educación, la vida cotidiana de las personas: "El neoliberalismo avanza tomando toda la cultura, estableciendo un criterio sobre qué es normal y qué es patológico. Esos criterios de normalidad, salud y enfermedad están determinados por los departamentos de marketing de los laboratorios (farmacéuticos), una de las industrias que mueven el mundo. Criterios que se difunden luego por los medios de comunicación y por todos los aparatos de imposición simbólica. Se crean necesidades, se instalan determinadas patologías y definen los síntomas que incluyen".

   Estas imposiciones del mercado de los laboratorios —describe— vienen acompañadas por grandes movidas publicitarias que consisten en apadrinar congresos, viajes, capacitaciones, publicaciones y hasta campañas de prevención. "Todo un aparato preparado para imponer determinado medicamento. Para eso primero necesitan desarrollar enfermedades. Es fácil deducir que vamos a obtener como resultado una cultura cada vez más medicalizada".

   Merlin menciona como enfermedades "de moda", impuestas por ese mercado, el ataque de pánico y el trastorno bipolar en los adultos. Y en los más pequeños el famoso TDH: el trastorno de déficit de atención por hiperactividad. "En 1895 Freud llamó al ataque de pánico neurosis de angustia. Es decir, todos los síntomas que aparecen hoy como ataques de pánico ya los describió Freud, no son una novedad. La diferencia es que ahora vienen medicalizados", repasa la psicoanalista de la UBA para remarcar que a esa depresión manifestada por una persona se le pone una mordaza química. "Esa persona va a tener dos problemas: va a seguir con la angustia y tendrá que resolver la dependencia al psicofármaco. En lugar de escuchar lo que se manifiesta en el cuerpo con sudoración o taquicardia (por ejemplo) se le da un medicamento y se quita la oportunidad de expresar en palabras ese sufrimiento".

   "Las neurociencias quieren borrar las historias, la afectividad y entonces hablan solamente de una lógica cerebral. Claro que hay una lógica cerebral, pero la neurona no coincide con el sufrimiento humano", subraya. 

Chicos con "trastornos"

Los niños y las niñas en edad escolar no escapan a esta lógica de salud y enfermedad motorizada por el mercado. Es corriente escuchar a docentes y familias hablar de chicos que no aprenden o tienen problemas de conducta por padecer déficit de atención. La derivación y la medicalización es lo que sigue a estas rotulaciones.

   Nora Merlin menciona al TDH como la enfermedad que está a la orden del día. "Quienes impulsan estas patologías incluyen como déficit lo que son características propias de los niños: si un niño se mueve se afirma que tiene déficit de atención, cuando son características propias de la infancia. Qué niño no se mueve, no es activo. A eso las neurociencias lo transforman en un trastorno neurobiológico, en un desorden del cerebro. Y no solo eso sino que piden hacer un diagnóstico temprano para determinar si esos síntomas se presentan con una frecuencia superior a lo normal. Ahora ¿cuál es el límite si un chico se mueve mucho? ¿Quién dice qué es lo normal? Ellos. ¿Qué hacen con esto? Medican. Hay muchísimos niños medicados por un supuesto trastorno que en la mayoría de los casos no existe. Uno de los mayores éxitos de la cultura neoliberal es haber instalado la creencia de una supuesta normalidad psíquica que se debe alcanzar, donde una vía para lograrlo es la medicalización".

   —¿Cómo se manifiesta esta situación en el día a día en las escuelas

   —Hay toda una bajada de línea a los docentes quienes se ponen a estudiar neurofisiología y tratan de homologar la lógica de que si un chico tiene problemas de atención hay que derivarlo al neurólogo. Muchas veces lo hacen de buena fe. Pero cada niño tiene su tiempo de aprendizaje. Hay momentos singulares para cada niño que hay que respetar. No se puede sostener que porque los chicos se mueven tienen déficit de atención o un trastorno. Son desafíos para los docentes, porque estamos ante un problema muy serio en la cultura, donde se busca medicalizar. Una cultura que tiende al no respeto por la diferencia, más bien a una supuesta normalidad, y los que no están ahí es porque les falla algo en la sinapsis neuronal que hay que resolver con medicación.

   —Ante este bombardeo de "neurociencias y educación" ¿qué preguntas debiera hacerse una docente?

   —¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Por qué el ideal de una supuesta normalidad y uniformidad? ¿Por qué todos los niños deben responder a determinada cifra, ser cuantificados? ¿Y por qué abandonar la singularidad y la diferencia si los niños no son iguales, todos tienen su propia historia? La afectividad es el motor del aprendizaje: si un niño está triste, tiene inhibiciones, seguramente no va a poder aprender. Ahora, eso no responde a una lógica neuronal. Seguramente hay repercusiones en el cerebro, pero eso no significa que el cerebro sea la causa de su tristeza. Los docentes no son pasivos receptores, y porque viene una resolución "de arriba" hay que someterse. Tienen responsabilidad en sus actos. Un docente debe preguntarse por su acto. Hay que deconstruir entonces todos estos mensajes comunicacionales.

   —Las neurociencias promueven entonces un pensamiento uniforme.

   —Las neurociencias van en contra del pensamiento crítico. Hay que someterse a determinada medida y supuesta normalidad, quienes no se someten a eso les caben las patologías. El objetivo es promover un pensamiento ahistórico, eliminar la política, la subjetividad, la singularidad y convertir una masa de gente medicalizada, uniforme, adaptada, disciplinada. Ese es el verdadero objetivo.

Marcela Isaías.

http://www.lacapital.com.ar/educacion/las-neurociencias-van-contra-del-pensamiento-critico-n1386456.html

martes, 18 de abril de 2017

Einstein, ícono de la genialidad

Abr 18, 2017.

Por Rubén Alejandro Fraga

Hoy, 18 de abril de 2017, se cumplen 62 años de la muerte del científico más conocido y popular del siglo 20, Albert Einstein.



En junio de 1905, cuando era un ignoto físico judeoalemán de 26 años, que trabajaba como inspector de patentes en una oficina de Berna, Suiza, Einstein publicó en la revista científica germana Anales de Física tres artículos sobre la teoría especial o restringida de la relatividad, que significaron el primer anuncio de la más grande revolución científica desde los tiempos de Galileo.

Pocos años después, los teóricos más brillantes aclamarían a ese hombre como a un nuevo Copérnico, y su nombre pasaría a ser sinónimo del genio que revolucionó toda la física.




Trabajando sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, uno respecto del otro con velocidad constante –pudiendo ser igual incluso a cero–, Einstein modificó las ideas clásicas sobre espacio, tiempo y gravitación. Evolucionando, su teoría se convirtió en una de las más importantes de la física pura.

Aquellos tres artículos iniciales de 1905 estaban escritos con un singular estilo altamente literario y contenían un mínimo de matemáticas y pocas referencias a precedentes científicos. La lógica era natural y completa. Parecía como si al autor se le hubieran aparecido los mecanismos intrínsecos del universo y él recordara lo que había visto.

En uno de los trabajos, Einstein –quien había nacido en Ulm, Imperio Alemán, el 14 de marzo 1879– explicaba el movimiento browniano, el movimiento desordenado de partículas suspendidas en un fluido. Atribuía esos movimientos a colisiones entre los componentes moleculares de las partículas y del fluido. Si muchos científicos dudaban hasta entonces de la estructura atómica del universo, ya ninguno podría hacerlo.

Un segundo artículo, por el que le otorgaron el premio Nobel de Física en 1921, trataba el efecto fotoeléctrico, de cómo se radiaba la luz. Confirmando una hipótesis planteada cinco años antes por Max Planck, Einstein demostró que la luz es emitida y absorbida en pequeñas partículas denominadas “cuantos”, y no en ondas continuas. Esa obra fue la base de la moderna teoría cuántica.

El tercer trabajo introdujo la teoría de la relatividad, en la que Einstein dedujo la ecuación más famosa de la historia: E = mc2, que relaciona la energía (E) con la masa (m) y la velocidad de la luz (c) al cuadrado. Como el valor de c es muy elevado, una pequeña masa equivale a una gran cantidad de energía.

Así, el científico alemán nacionalizado luego suizo y estadounidense –quien en 1933 ante la llegada de los nazis al poder en Alemania emigraría a Estados Unidos–, demostró que el espacio y el tiempo, formalmente considerados absolutos, eran relativos; sólo la velocidad de la luz –en el vacío se toma como 299.792.458 metros/segundos– es constante, independientemente del observador. Postuló que cuanto más se aproxima la velocidad de un objeto a la de la luz, su volumen disminuye, su masa aumenta y el tiempo es más lento.



Una interesante aplicación es la paradoja de los gemelos: cuando el gemelo que viajaba a velocidades cercanas a la velocidad de la luz regresa a la Tierra, transcurrió menos tiempo para él que para su hermano que no abandonó el planeta. En esa línea, a la velocidad de la luz un objeto tendría un volumen cero, una masa infinita y el tiempo no existiría. Eso llevó a Einstein a la conclusión de que nada puede moverse a esa velocidad. Esta teoría derribó los supuestos de la física newtoniana: Einstein integró el espacio y el tiempo y creó una nueva geometría del universo.

En 1925 Einstein visitó la Argentina, donde dictó conferencias dedicadas a explicar su teoría.

A 62 años de su muerte, ocurrida el lunes 18 de abril de 1955, en Princeton, Nueva Jersey, lo recordamos también con algunas de sus frases célebres:

* “Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas”.

* “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.

* “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

* “Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana. Y yo no estoy seguro sobre el universo”.

* “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”.

* “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

* “Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres. Estos últimos no pueden entender que un hombre no se someta irreflexivamente a los prejuicios hereditarios sino que emplee honestamente y con coraje su inteligencia”.

* “Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida”.

* “Lo más incomprensible del mundo es que sea comprensible”.

* “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.

* “Si alguien viviese como yo, las novelas románticas no habrían existido nunca”.

* “Pon tu mano en un horno caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica preciosa durante una hora y te parecerá un minuto. Eso es la relatividad. La gravitación no puede ser la causa de que la gente se enamore”.

* “Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro”.

* “No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela”.

* “Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor”.

* “El demonio ha puesto un castigo sobre todas las cosas de la vida con las que disfrutamos. O son malas para la salud, o son malas para el alma, o nos engordan”.

* “La búsqueda de la verdad y de la belleza es una esfera de actividad en la cual se permite que sigamos siendo niños toda la vida”.

* “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

* “El arte supremo del profesor consiste en despertar la alegría por la expresión creativa y el conocimiento”.

* “¿Azar? Jamás creeré que Dios juega a los dados con el mundo”.

* “Mi ideal político es el democrático. Todo el mundo debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado”.


Y, por último, la que tal vez sea la más escalofriantemente actual de todas las frases de Albert Einstein:

* “No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero sí la Cuarta… con piedras y palos”.





http://www.conclusion.com.ar/2017/04/einstein-icono-de-la-genialidad/

domingo, 16 de abril de 2017

"Rosario continúa siendo una ciudadpartida, debe recalificar su periferia"

Domingo 16 de Abril de 2017.

Por: Aníbal Fucaraccio.

Jorge Jáuregui es arquitecto y urbanista, graduado en la UNR. Trabaja en Río de Janeiro desde 1978. Fue el creador del programa «Favela-Barrio». Este martes le otorgaron el grado de Doctor Honoris Causa en la Facultad de Arquitectura (UNR).

Reconocimiento. "Es un magnífico cierre para todo un ciclo", dijo Jáuregui.

La arquitectura de Jorge Jáuregui encontró su merecido escenario de reconocimiento. Su visión integradora, su vocación transformadora, y su férreo compromiso de carácter social, lo ubicaron en el umbral de los referentes en Latinoamérica. Sus luchas y sus sueños, contra las divisiones y los estigmas urbanos, esos que lo obligaron a llevar su empuje profesional a Brasil por cuestiones políticas, ahora se transformaron en señales de gratitud, un enorme respeto, y en una distinción que representa un emotivo mojón para esta etapa de su carrera. El martes pasado, este rosarino recibió el grado académico de Doctor Honoris Causa en la Facultad de Arquitectura (UNR), y desde ese sitial de realización, expuso sus sensaciones y también analizó la realidad urbana de la ciudad. "Rosario continúa siendo una ciudad partida, debe recalificar su periferia", advirtió el especialista, quien también remarcó la necesidad de tejer nuevos vínculos y relaciones urbanas para poder "unir lo formal y lo informal".

—¿Qué representa esta distinción en este momento?

—Ser premiado en la propia facultad es un gran honor, una satisfacción inmensa. Es lo máximo que se puede esperar, en términos de reconocimiento académico. Yo me gradué acá, y vengo trabajando con la Facultad de Arquitectura (UNR) desde hace mucho tiempo, junto con Marcelo Barrale y la vicedecana Ana Valderrama. Hicimos seminarios proyectuales, conferencias, y participé de muchos eventos y actividades. Tengo vínculos permanentes con la facultad, siento que fue una relación que se fue afianzando y creciendo año a año.

—¿Siente que es un premio a una trayectoria, a un recorrido, a una visión?

—Creo que es un reconocimiento muy especial a la trayectoria, a una manera de hacer en la profesión, con una mirada particular sobre la cuestión urbano-social. Me parece que la facultad siempre estuvo interesada en ese hacer. Y ahora sin dudas me genera una responsabilidad mucho mayor.

—¿Cómo se inscribe dentro de su historia personal, que estuvo signada por una partida forzosa, con mucha resignación, y mucha lucha desde lejos?


—Mientras venía a Rosario, pensaba en eso. Creo que es como el cierre de un ciclo, que se inició en el momento en que me tuve que ir hasta ahora, con el máximo reconocimiento académico. Es una vuelta completa, que en realidad, es ni más ni menos que mi vida. Yo partí desde cero, sin ninguna expectativa de nada, fue por pura necesidad, y ahora estoy en este momento de reconocimiento en mi ciudad, y lo tomo como un magnífico cierre a este círculo.

—¿Qué ve cuando mira hacia atrás?


—Mi vida siempre transcurrió relacionada particularmente con los principios que fueron los que hicieron que yo me tuviera que ir a Brasil. Esa intención de querer cambiar las cosas, de modificar el mundo, de alcanzar lo imposible con la profesión. Ese fue un móvil que se mantuvo a lo largo del tiempo y que me permitió hacer las obras que hice preferentemente en Brasil, y que ahora alcanza este premio en Rosario. Es un ciclo completo, que partió de la nada y termina en un marco que me emociona.

Dos ciudades

—¿Cómo analiza la realidad urbana de Rosario en la actualidad?


—Percibo claramente una ciudad entre los bulevares y el río, y otra ciudad muy diferente afuera de esos bulevares. En ese sentido, el centro está bien, la costa está recuperada, y se aumentó enormemente el área de uso de la gente en los bordes del río. Ahí me parece que hubo una buena apropiación. Pero falta el otro lado. Rosario, como Río de Janeiro, continúa siendo una ciudad partida, dividida entre la parte formal, integrada y bien cuidada; y el resto que sufre falta de urbanidad, de espacio público de calidad, de servicios, y de buena conectividad.

—¿Cómo se debería trabajar?

—A Rosario le faltaría invertir en mejorar y recalificar su periferia. El centro está bien mejorado, con inversiones considerables, tanto públicas como privadas. Pero falta que el poder público busque calificar la periferia. Esa es una tarea pendiente.

—¿Cómo incide la violencia social en esta problemática?

El factor seguridad ciudadana afecta a la mayoría de las ciudades importantes de Latinoamérica. Diferentes países adoptaron diferentes acciones, o tácticas, en Río de Janeiro se buscó crear las UPP (Unidad de Policía Pacificadora), que durante el período de Lula y Dilma Rousseff funcionaron bien, pero que ahora entraron en crisis, y el problema de la inseguridad se agravó muchísimo.
—¿Por qué entraron en crisis?

—El modelo UPP que era una policía de proximidad, de ostentación armada y tenía varios puestos en los barrios, no fue suficiente, ni se integró debidamente. Sobre todo porque no fueron concebidos junto a un programa de atención social mayor. La violencia no es sólo una cuestión militar, también debe ir acompañada de un montón de otras políticas públicas, para generar trabajo, educación, salud, y cultura. O sea, tiene que ser parte de un paquete mucho más amplio, integral. La cuestión de seguridad sola, se transforma en una cuestión militar y eso siempre, más tarde o más temprano, termina mal. Eso ya fue suficientemente experimentado en Brasil, donde la situación es caótica, porque fracasó la UPP, la violencia volvió, y las favelas son otra vez un lugar peligroso porque hay tiroteos todos los días con la policía. Hoy para ir a la favela, hay que ir acompañado con gente del lugar.

—¿Rosario está en una etapa de permanente diagnóstico, o en una etapa de acción?

—Me da la impresión de que el diagnóstico existe, pero no se ven las acciones para resolver estos problemas.

—Hace dos años usted planteó que Rosario estaba en un momento de tomar decisiones, ¿qué pasos dio?

—Yo hablaba de tomar decisiones para calificar la periferia. En ese momento no había esta crisis económica que hay ahora, en la que parece imposible invertir en calificar la periferia, y en organizar junto con los programas sociales, una policía de proximidad. O sea, una policía amistosa con el habitante, que es muy difícil de implementar en estas circunstancias.

—¿Qué variables urbanas hay que incluir en esas acciones integrales?

La variable seguridad debe estar siempre acompañada de otras variables urbanas y sociales, como el trabajo, la renta, la educación, la cultura, el deporte, el esparcimiento, la salud, y el transporte que también es un tema muy importante en las periferias, ya que permite trabajar sobre la desconexión con el centro de la ciudad. Yo creía hace dos años que eso estaba por suceder, pero hoy veo que no está sucediendo, y no se registra ningún hecho, acción, o elemento de las autoridades actuales, en relación con este tema. Debe haber un abordaje integral, y no parcial, para poder modificar en concreto la realidad de estos lugares.

http://www.lacapital.com.ar/la-ciudad/rosario-continua-siendo-una-ciudadpartida-debe-recalificar-su-periferia-n1377637.html